El otro día leí una frase que me encantó: El amor de tu vida eres tú.
Y a partir de ahí me puse reflexionar…
A menudo, buscamos la felicidad y la realización en las relaciones externas, en logros profesionales o incluso en la aprobación de los demás. Pero y ¿si te dijera que el mayor amor de tu vida eres tú misma? ¿Qué me contestarías a eso?
Ser el amor de tu vida, es una actitud que puede cambiarlo todo. ¿Y por qué? Porque implica que te aceptes, que te quieras y te apoyes a ti misma. Podríamos decir que es una supervivencia emocional que te empodera.
La persona que te conoce mejor, la que siempre va a querer lo mejor para ti, la que te va a querer incondicionalmente esa persona, eres tú.
¿Y cómo empezar?
Empieza observándote con la misma mirada que utilizas con una buena amiga, desde ese cariño y libre de juicio. Reconoce tus logros, celébralos y sé amable contigo, especialmente en esos momentos difíciles, que será cuando más lo necesites. Deja de centrarte en tus carencias o tus imperfecciones, porque somos humanos y todas las tenemos, y céntrate en todo lo bueno que tienes y haces.
Y ahora te lanzo otra pregunta… ¿Cómo crees que sería tener una relación contigo?
¿Piensas que te tratarías con el mismo amor, cariño y respeto que esperas de una pareja?
Quizás te resulte complicada la respuesta, pero cuestionártela y reflexionarla, creo que te ayudará.
Para acabar decirte que todos aprendemos con las dificultades, debemos permitirnos sentir todas esas emociones, y que pedir ayuda cuando se necesita, está bien.
Ser el amor de tu vida, hace que explores tu autoconocimiento, consigas tu aceptación y continúes creciendo.
Tú decides, si quieres ser el amor de tu vida.
No lo había visto así, pero me encanta.