La vida nos regala un viaje emocional, lleno de felicidad y de altibajos que nos sumergen en un océano de sensaciones.
Sin embargo, en ocasiones, nos vemos envueltas en una espiral de emociones abrumadoras que nos llevan a experimentar lo que se conoce como sobrecarga emocional.
Para comprenderla mejor, es esencial diferenciar entre emociones y sentimientos. Las emociones son como ráfagas, llegan y se van, mientras que los sentimientos se aferran a nosotras, perdurando en el tiempo. Las emociones son reacciones inmediatas y automáticas, mientras que los sentimientos necesitan de nuestra consciencia para desarrollarse.
La sobrecarga emocional se presenta cuando estas emociones se acumulan y se vuelven difíciles de gestionar. Situaciones desafiantes, problemas interpersonales, cambios significativos; todo puede sumarse al cúmulo de emociones hasta que nos sentimos abrumadas.
Las razones detrás de esta sobrecarga pueden variar, pero la falta de cuidado personal, el estrés acumulado y la ausencia de habilidades para manejar nuestras emociones son factores clave. Es aquí donde el autocuidado se convierte en un importante aliado. El autocuidado no se trata de egoísmo, sino de aprender a priorizarnos, establecer límites y saber decir no cuando sea necesario.
Es natural sentir miedo al rechazo o al abandono, ya que todas anhelamos aceptación y amor. Sin embargo, aprender a colocarnos en la cima de nuestras prioridades nos hace libres, nos permite tener relaciones más saludables.
Encontrar el equilibrio entre cuidarnos a nosotras mismas y estar disponibles para otras personas es fundamental. El poder decidir ayudar desde nuestra libertad y no desde la obligación, es algo que nos protege. Aprender a comprender lo que nos corresponde y lo que no, es como aligerar la mochila emocional que cargamos día a día.
Recuerda, que actuar para complacer a los demás, guardar silencios innecesarios y asumir responsabilidades ajenas solo contribuye a esa sobrecarga emocional. En cambio, el poder reflexionar, fijar límites y desligarnos de lo que no nos pertenece es una forma de liberarnos de ese exceso emocional.
En este viaje, cada una de nosotras es la capitana de su propio barco emocional. Reconocer, aceptar y abordar estas emociones es clave para esquivar las tormentas y navegar en aguas calmadas. Con el tiempo y la práctica, aprenderemos a equilibrar estas emociones, convirtiendo cada experiencia en una oportunidad para crecer emocionalmente.
La sobrecarga emocional puede ser desafiante, pero estableciendo límites claros y un enfoque en el autocuidado, nos volvemos más fuertes y resilientes.
Que buen texto.
Lo intentaré aplicar :)
Gracias