El cine, la moda, la publicidad, y gran parte de los productos que consumimos en el día a día, están dirigidos y representados por y para las personas con cuerpos normativos. Nos referimos a cuerpos normativos, cuyos cuerpos se encuentran dentro de las medidas estandarizadas como “normales y sanas”. El problema principal es que la mayoría de la población no se encuentra dentro de estos prototipos o cánones de belleza.
El término representatividad corporal hace referencia a la acción de representar a todos los distintos cuerpos de la sociedad. Principalmente, a los cuerpos que asumen una mayor discriminación y rechazo.
El movimiento body postive nace para lograr la representatividad corporal, anteriormente comentada. Vivimos en una sociedad digitalizada de la información, y a lo largo del día estamos bombardeados de eslóganes y anuncios, donde nos venden unos cánones de belleza muy restringidos, donde únicamente encajan y representan a un reducido porcentaje de la sociedad. El resto de las personas se sienten rechazadas e incomprendidas, intentando lograr unos objetivos irreales, muy fuera de su normalidad corporal.
Por suerte, la industria del cine, de la moda, y de la belleza, están empezando a cambiar su mentalidad, y por ello, al público al que se dirigen sus productos, para dar cabida a un público más variado y que sí representa una mayor parte de la población. Campañas como Nivea, Dove, H&M… entre otras, están mostrando estos cambios. No obstante, todavía debemos seguir compartiendo esta filosofía, para que el movimiento tenga un mayor alcance, y se logre dar visualización e inclusión real a todos los cuerpos.
Objetivo: “encontrar un lugar donde todos los cuerpos tengan su espacio”.
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