A ti que estás pasando por un momento difícil. A ti que intentas huir de esos fantasmas que te persiguen… quiero dedicarte estas palabras.
Quizás sientes que no tienes ganas de nada ni de nadie, prefieres aislarte y esperar a que la tormenta pase, pero creo que deberías buscar a esa mano amiga que te ayude a iluminar esa oscuridad.
Acuérdate de que siempre hay luz en el portal, solo hay que llegar a él, y la puerta del hogar se abrirá.
Muchas personas cuando nos sentimos mal, preferimos aislarnos, desaparecer… dejar de quedar con personas, de hablarles, hacer la clásica desconexión de “me ha inducido un extraterrestre”, pero déjame decirte que no es la mejor opción, NUNCA, ni cuando en tu mente lo creas.
A tu alrededor hay muchísimas personas que te quieren, que se preocupan por ti. Ellas pueden entender que necesites tu tiempo, que no tengas ni las ganas ni las fuerzas para quedar con ellas, pero al menos, envía señales de que “sigues viva”.
Es muy difícil entender que le pasa a una persona, si no nos lo explica, no todos tenemos el arte de entender a las personas en el silencio. Por ello, aunque cueste, ten paciencia, para dar explicaciones o para esperarlas. E intenta no enfadarte ni prejuzgar, según cuál sea tu rol.
No hay peor enemigo que nuestra propia mente, por eso, aunque ella a veces nos haga creer que tiene razón, hay que cuestionarla y ponerla en duda.
Imagina que estás caminando por el bosque, y sin darte cuenta pisas unos arbustos que tapaban una cueva, y caes en ella. ¿Ahora cómo sales de ahí? Si te encuentras en un buen momento, estás en buena forma física y mental, y no te absorbe el pánico, quizás sabes cómo reaccionar y encuentras la forma de salir de ella. En cambio, si el miedo se apodera de ti, no te deja pensar, te inmoviliza… no te va a dejar encontrar la forma de salir. Aquí es cuando entra en juego la ayuda externa. Busca esa ayuda que necesitas… y sobre todo si alguien pasa cerca de ti, pide y acepta esa ayuda.
A veces, necesitamos una mano amiga que nos ayude a salir de la cueva, que nos ayude a encontrar nuevamente la luz.
Si eres esa persona, te animo a que sigas buscándola.
Y si, en cambio, eres esa persona que está viendo las sombras de su amiga, ten paciencia, no la juzgues y sigue ahí.
Cuando más lejos te quiera, más cerca te necesita.
Y recuerda, a veces, cambiando la bombilla, desaparece la oscuridad.
Qué sabias palabras! Y qué necesario recordarlo de vez en cuando! Muchas gracias mano amiga! 😉
que verdad!
GRACIAS